Graciela Herrera
13/06/2023
Es interesante platicar sobre el tema con personas que tienen diferentes puntos de vista pues gracias a esto he podido reflexionar sobre la importancia tan grande que tiene el símbolo y que creo no había dimensionado hasta que comienza a cuestionarse.
Primero que nada, el nacimiento de Jesús es un acontecimiento histórico innegable que antropológicamente hablando, es tan importante para la humanidad que marcó un antes y un después en la contabilidad de los años. También marcó notoriamente la diferencia entre oriente y occidente durante los primeros siglos. ¿Por qué?
Los valores que la persona de Jesús instituyó, son los que han permitido el progreso de las naciones pues refieren principalmente al amor. Esto es precísamente el respeto a la vida en todas sus formas que fundamentan los 10 mandamientos de las tablas de la Ley que recibió Moisés; y pongámonos a pensar, ¿qué sociedad en donde es permitido matar, robar, mentir, deshonrar, etc podría progresar?
Los 10 mandamientos no son solo válidos vistos desde el punto de vista teológico o religioso sino también antropológico; y aunque muchas comunidades en el mundo han aplicado principios similares sin haber escuchado jamás de la religión Cristiana, la persona de Jesús vino a unificar y dar nombre a ese marco de principios para permitir la armonía y progreso social; que en última instancia tiene como objetivo dignificar al hombre. En conjunto, esto es la civilización.
Cuando celebramos la Navidad, celebramos el nacimiento de la luz en el mundo. Celebramos el hecho histórico de que una persona llamada Jesús, vino a esta tierra para dar testimonio de una vida recta, basada en el amor y el perdón. Una persona que cambió el rumbo de la humanidad y abrió camino en lo que es bueno y justo para todas las naciones. La Navidad no es solo una fiesta religiosa. Es una celebración de un triunfo histórico. Es una fiesta a nivel mundial de la cuál no puede ignorarse su origen porque eso sería rechazar la historia universal y olvidar los principios y fundamentos de la civilización.
Graciela Herrera