La historia de México guarda muchos secretos y paradigmas, pero también oculta verdades y realidades; tal es el caso de Miguel Miramón quien fungió como militar del bando conservador e incluso terminó siendo el presidente de México más joven que hayamos tenido en nuestra historia.
Asimismo, no muchos saben que Miramón participó en la Batalla del Castillo de Chapultepec entre el 8, 11 y 13 de septiembre de 1847 durante la Intervención Norteamericana acontecida en 1846-1848, en dicho combate formó parte del cuerpo de cadetes junto a los famosos niños héroes; Fernando Montes de Oca, Francisco Márquez, Juan de la Barrera, Juan Escutia, Vicente Suarez y Agustín Melgar. De otra manera, citando a Luis Islas García en su obra Miramón Caballero del Infortunio nos da un mejor panorama sobre preciso sobre dicho momento histórico:
Allí, entre los cincuenta alumnos del colegio militar, supervivientes de aquella tarde de junio, anterior un año, se encuentra el cadete Miguel Miramón. Su hoja de servicios dice con austera comisión militar las siguientes palabras “Se hallo en el puesto de Chapultepec en los días 8, 11 y 13 de septiembre de 1847, habiendo sido hecho prisionero por las fuerzas del ejército norteamericano, en el asalto que hicieron el citado día 13, en cuya acción se manejó con la bizarría que lo hicieron los demás alumnos”. (Luis García Islas, Miramón Caballero del Infortunio, México, Editorial Jus, 1950, pp.23).
Entonces, porque el General Miguel Miramón no tiene el mismo reconocimiento que tuvieron sus demás compañeros de lucha ¿Existe alguna razón política sobre ello? Jesús García Ávila en su obra El Juicio a Miguel Miramón. Algunas Consideraciones Históricas Jurídicas nos plantea lo siguiente con base al juicio desde diferentes posturas históricas:
Will Fowler (Director de Investigaciones y Vicedirector de la Escuela de Lenguas Modernas de San Andrews, Escocia, y Profesor de Estudios Latinoamericanos): Maximiliano fue juzgado en una corte marcial conforme a la dura ley del 25 de enero de 1862, se le encontró culpable de los ataques a la nación y fue fusilado. Juárez quería que el mundo supiera que ese sería el destino de los aventureros imperialistas que se atreviesen a intervenir en México.
José Fuentes Mares (Abogado, Filósofo e Historiador mexicano cuyas obras se especializan sobre el segundo imperio mexicano): Juárez, ordenaba que se juzgara al Emperador y sus generales de acuerdo con la ley de 25 de enero de 1862, y los abogados, ciertos de que con esa Ley el juicio serio pura fórmula, acordaron dejar las actuaciones de Querétaro al cuidado de sus colegas locales mientras ellos, se encargaban de la ‘parte política’ de la defensa.
Samuel Basch (Testigo de los hechos acontecidos en el sitio de Querétaro en 1867): mayo 24. Ha llegado la orden para abrir un proceso contra el Emperador, pero no sabemos de qué manera se formará el tribunal. Si este es un consejo de guerra, las cosas no pueden menos que empeorar. El solo hecho de encomendar la decisión al tribunal militar, da a entender claramente que se quiere la muerte del Emperador.
Luis Islas García (Biógrafo de Miramón): Cuando Juárez supo la caída de Querétaro, ordenó lo siguiente que subrayan los comentaristas “A Maximiliano, Mejía y Miramón se le ha mandado juzgar en consejo de guerra, conforme a la ley del 25 de enero de 1862. Pudieran haberles ejecutado con solo la indicación de las personas por hallarse en el caso expresado en la citada ley; pero el gobierno ha querido que haya un juicio formal en que se haga constar los cargos y las defensas de los reos. Así se alejara toda imputación de precipitación y encono que la mala fe quiera atribuirle. Ahora bien, si los principales prisioneros se les identifican y se les fusila, todo hubiera estado dentro de esa normalidad que llamamos infortunio del vencido, del cual tenemos sobradas muestras en la historia. Lo irritante es esta ficción de legalidad.
Jesús Ávila García, El Juicio a Miguel Miramón. Algunas Consideraciones Histórico Jurídicas, México, UACM, 2019, pp.24-27.
Por consiguiente, la historia de México la escribieron los vencedores que en este caso fueron los liberales liderados por Juárez, si hoy día vemos a Miramón o a Maximiliano de Habsburgo como villanos es porque así lo estipulo Benito Juárez y sus allegados en las páginas de la historia de México.
Como mencionó Luis Islas García; dentro de la historia mexicana abunda el infortunio del vencido, es por eso que desde las aulas se nos enseñan que hay héroes y villanos porque así funciona el programa educativo del Estado en el cual se busca prostituir a la historia a los más pequeños para fines políticos e ideológicos.
En conclusión, nuestra labor como padres, maestros y sobre todo historiadores es fomentar el aprecio sobre la historia de nuestro país desde una perspectiva más objetiva que parta con base crítica a sus lectores y frene la tergiversación hacia ella como se ha estado haciendo desde hace muchísimos años.
En cuanto a Miguel Miramón; fue un mexicano que defendió la patria hasta el final de sus días y cuyos puntos de vista, ya sea política o ideológica, buscaba un bien para México pero su destino fue acabar como otra víctima más del infortunio del vencido.
Por Andrei Rodríguez
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