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Libertad de expresión ¿Derecho fundamental o derecho selectivo?

Opinar distinto a las corrientes actuales se ha vuelto un ejercicio de valentía, no apoyar la ideología de género o el actuar del gobierno en turno, es motivo suficiente para que -arbitrariamente- alguien más decida limitar nuestro derecho a la libertad de expresión.


 


Actualmente, la censura con la que vivimos ha rebasado los límites a los que pudiéramos estar “dispuestos” o “acostumbrados” a tolerar.


La censura se ha hecho presente de distintas maneras, una de las principales es mediante las redes sociales, mismas que hoy en día ocupan un lugar importante en la vida pública de este país, esto, sin restar importancia a que son los propios gobiernos, los medios de comunicación y la sociedad, per se, quienes condicionan nuestro derecho fundamental a la libertad de expresión.


Una de las principales causas de la censura es el hecho de pensar u opinar diferente a las actuales corrientes ideológicas, claro ejemplo: la censura del presidente Trump en Twitter, o bien, la reciente sentencia que determina que el diputado panista Gabriel Quadri cometió violencia política de género por expresarse de manera “violenta” contra una persona transexual en el recinto legislativo.


Fue hace unas semanas, cuando Gabriel Quadri resultó muy polémico por llamar “Señor” a Salma Luévano, una mujer trans y diputada federal por Morena, quien al sentirse profundamente ofendida decidió denunciar al diputado por violencia política de género. Después de un largo análisis, a finales de junio, el pleno de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó la existencia de Violencia Política de Género (VPG) por parte del diputado Gabriel Ricardo Quadri de la Torre derivado de diversas publicaciones realizadas en su perfil de Twitter en contra de personas transexuales, particularmente de Salma Luévano Luna. A pesar de las determinaciones del TEPJF, el diputado alega que sus publicaciones y comentarios son amparados por su derecho a la libertad de expresión y a la inviolabilidad parlamentaria.


Finalmente, el pleno de la Sala Superior aprobó por mayoría de votos, que las publicaciones realizadas por el diputado constituyen violencia de género y, por lo tanto, dichas publicaciones no tienen ningún vinculo con su actividad parlamentaria, sino que, por el contrario, fueron hechas con un lenguaje discriminatorio en contra de las mujeres trans. Es por eso que se ordenó su inscripción en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia Política contras las Mujeres en Razón de Género del Instituto Nacional Electoral, como medida de reparación integral.


Luego de que este ha sido un tema polémico, muchos periodistas, políticos y activistas han mostrado su enojo contra el diputado Quadri, siendo ellos mismos quienes han pedido su censura, e incluso, que se le restrinjan sus derechos políticos. Entonces, ¿la libertad de expresión debería ser exclusiva para quienes opinan igual que nosotros?


Es impresionante que sean ellos mismos los que se consideran grandes defensores de la libertad de expresión, excepto, cuando esa libertad toca una fibra sensible de sus creencias e ideologías. Hoy en día, pensar diferente es motivo suficiente para que nos convirtamos en presas del autoritarismo ideológico y, por ende, ser cancelados o censurados.


Diría Elon Musk: “La libertad de expresión es la base de una democracia que funcione, y Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad.” Puede sonar muy simple el molestarse por un “tuit” o una publicación en redes, pero no hemos dimensionado el alcance que esto con lleva, desde perder nuestros derechos políticos hasta ser victimas del autoritarismo ideológico.


Podremos no estar de acuerdo en todo, pero son tiempos de trabajar juntos en los temas que nos afectan más allá de nuestras ideologías, claro ejemplo: la libertad de expresión.


@RoxanaAguilarA




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