Cuando hablamos de abusos de indígenas durante la época virreinal, primero hay que reconocer que ciertos conquistadores como encomenderos e incluso algunos frailes tomaron acciones hostiles con los indígenas que estaban en busca de integrarlos a la corona, sin embargo, no todos los frailes, gobernadores, regidores e incluso conquistadores fueron extralimitados con la forma de integrar al indígena a la corona de Castilla.
En primer lugar, la esclavitud sobre los indígenas del nuevo mundo era una práctica prohibida y dictada por la real cédula de 20 de junio de 1500, cuyo edicto promulgado por Isabel de Castilla; ordeno poner en libertad a todos los indios vendidos hasta en ese momento en España y decreto su regreso a América en la flota de Bobadilla, quien apresó y juzgo, por encargo de los reyes, a Cristóbal Colon, para seguidamente trasladarlo con grilletes a España.
Por consiguiente, podemos ver como la corona española no buscaba esclavizar a los habitantes de la América precolombina, de hecho las últimas palabras de Isabel la Católica fueron las siguientes “y no consientan ni den lugar a que los indios vecinos y moradores de las dichas islas, y tierra firme, ganados y por ganar, reciban agravio alguno en sus personas y bienes, mas manden, que sean bien y justamente tratados, y si algún agravio han recibido, lo remedien y lo provean de manera, que no se exceda cosa alguna lo que por las letras apostólicas de la dicha concesión nos es mandado”.
Por otro lado, tal como mencione al principio sobre los encomenderos que abusaban de los indígenas, los frailes dominicos, en especial el fray dominico Antonio de Montesinos en el cuarto domingo de Adviento de 1511 se planteó la cuestión ética de la conquista, de las condiciones humanas de los indígenas y su sentido intrínseco de libertad a dicha condición, la corona por primera vez reunió a teólogos y juristas para analizar la forma en como se estaba llevando a cabo el proceso de conquista.
Así, el 27 de diciembre de 1512, catalogada con 35 artículos, nacen las Leyes de Burgos, en conclusión, a la escritura de este edicto sobre los indígenas; Los indios son libres y deben de ser tratados como tales, según ordenan los reyes. Han de ser instruidos a la fe, como mandan las bulas pontificias. Tienen obligación de trabajar, sin que ello estorbe a su educación en la fe, y de este modo se dé provecho para ellos y para la república. El trabajo debe ser conforme a su constitución, de modo que lo puedan soportar, y han de ir acompañado de sus horas de distracción y de descanso. Han de tener casas y haciendas propias, y deben de tener tiempo para dedicarse al cultivo y mantenimiento. Han de tener comunicación y contacto con los cristianos y deben recibir un salario justo para su trabajo.
En otras palabras, la corona de castilla protegió no solo a los indígenas, sino que a diferencia de otros países como Francia o Inglaterra que denigraron y esclavizaron a sus colonos entre los siglos XIX-XX, la España del siglo XVI consideraba a los nativos; no ser apartados de la sociedad española sino parte de ella, con el privilegio de tierras y salarios, de hecho, como bien lo establece las leyes de burgos, los indígenas son personas LIBRES dentro la corona española.
Se nos ha enseñado desde niño que los españoles cometieron atrocidades y abusos a los nativos de la América precolombina, en las redes sociales podemos ver comentarios muy típicos que demonizan a los españoles tales como “Los españoles solo vinieron a usurpar y a destruir a las culturas indígenas, los españoles fueron unos genocidas, éramos hijos de dioses y nos volvieron esclavos”.
En otras palabras, los españoles son vistos por un gran número de mexicanos, por no decir en general, como un pueblo que domino a nuestro pueblo, curioso, porque México nace en 1821 y como tal no existía durante la conquista, por lo que el discurso indigenista tergiversa ese dato histórico haciendo pensar al mexicano que su país tiene 500 años de existencia. De hecho, la realidad fue que tanto la corona de castilla como órdenes religiosas e incluso autoridades virreinales fueron quienes se encargaron de castigar y evitar a toda costa que ciertos conquistadores, frailes, encomenderos u otra autoridad abusara de su poder para dañar la integridad física de los indígenas en América.