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Educar con sentido


El devenir diario de las nuevas generaciones se caracteriza por carecer de sentido, de un ideal cuyo fin sea la perfección del hombre. Entonces, ¿Cuál es el sentido de vivir para hacer?


Si bien, hemos crecido con una idea de vivir, los grandes sucesos mundiales de las últimas décadas nos han transformado de forma increíble. Es así, que hoy en día estamos inmersos en una búsqueda implacable de sentido, que no siempre refiere a lo justo y correcto, sino que gracias al hombre postmoderno, lo antes inimaginable cobra relevancia.


Desde pueblos y hasta legislaturas, vemos a personajes de broma; personajes que van y vienen como payasos en un circo, a modo de intentar llenar aquel vacío en grupos muy específicos de nuestra sociedad. Paulatinamente, vemos grandes cambios en la conducta humana, que corresponden a la falta de compromiso y responsabilidad, donde lo malo es culpa de la otredad y donde mi palabra lo es todo, y la única verdad.


Vivir en una sociedad que apela a lo subjetivo e irracional como estilo de vida (aspiracional) es preocupante, no por ellos, sino por aquello que pueden mover.


Es así, que mi preocupación mayor sea la educación que recibimos, utilitaria, porque ni siquiera en los centros educativos más conservadores se está exento de uno que otro progre. Mi mayor preocupación es entonces aquella educación que siempre ha estado presente y nos lleva al descontrol personal. Por lo anterior, es relevante que las escuelas apelen a la búsqueda de la verdad, con una inclinación hacia la formación integral y humana.


Tal parece que nuestra mayor aspiración es un ideal perdido, dejando atrás nuestra existencia misma: el aquí y el ahora.


Por todo lo anterior, la propuesta es replantear nuestro día a día, cuestionar aquello que nos duele, pero igualmente aquello que nos satisface, porque en un mundo de preguntas fuertes nuestras respuestas no deben ser débiles, sino aspirar a más, aspirar a la perfección, como una virtud del hombre firme, ético y justo.


Finalmente, el sentido de trascendencia que aún nos falta lo encontraremos en el seno de la sociedad; la familia justamente debe forjar el carácter y rectitud de nuestro camino, porque de idiotas útiles tenemos suficiente. ¿El ideal que debemos rescatar? Hombres siendo hombres fuertes, firmes y protectores; mujeres siendo el complemento de nuestra existencia y cuna de la vida misma. Aún hay tiempo, así que hagamos ruido.


#EsCuestiónDeEducación y lo será siempre.

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