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Foto del escritorJean Carlo Portillo Magaña

Corrompen el legado de Tolkien


El jueves pasado, primero de septiembre, se estrenó la nueva serie inspirada en el mundo creado por John Ronald Reuel Tolkien ambientado en la Tierra Media, Los Anillos de Poder.


Esta serie ha despertado múltiples críticas y puntos de vista con respecto a la fidelidad o respeto que le guarda a las obras literarias en las cuales dicen que están basadas; y digo: “dicen”, porque más que basadas, están inspiradas. A estas alturas del juego sería un elogio para la serie y para Amazon Prime reconocer que su serie se sienta sobre una sólida roca de concordancia con respecto a los libros del Señor de los Anillos.


Como siempre, a la hora de juzgar algo como “progre” hay que ser muy minuciosos, pues, aunque algo tenga toda la pinta de ser progresista, puede terminar no siéndolo. Sin embargo acá no hay razón para dudarlo, al igual que con She Hulk, la gente detrás de estas producciones ha mostrado y exteriorizado su visión de lo que debería ser.


Y es que se espera que la serie tenga 5 temporadas y cuenta con un presupuesto histórico de mil millones de dólares, lo que equivale a casi veinte mil millones de pesos. Sin duda esta serie será un deleite a nivel visual, con sus grandes y frondosos paisajes, con los vestuarios de todos y cada uno de los personajes; tendrá una banda sonora más que aceptable y de múltiples formas, podremos afirmar que será una de las mejores jamás creadas en estos aspectos; pero, hay un gran, sustancioso y muy importante “pero”; poco tiene que ver con la obra de Tolkien.


Tan poco tiene que ver, que muchos pensamos que el nombre de “Tolkien” solo está siendo utilizado para atraer a los fans que conocemos, tanto sus obras, como las adaptaciones que Peter Jackson llevó a la pantalla grande, adaptaciones que ganaron un total de 17 premios Oscar, donde 11 de ellos fueron obtenidos gracias a las 11 nominaciones que tuvo tan solo la última entrega titulada; “El Retorno del Rey”. ¿Te das cuenta del reto que tiene Amazon enfrente?, ya no pensemos en superar, sino pensemos siquiera en que logren acercarse a lo que en su momento fueron y siguen siendo hasta nuestros días, unas de las películas más épicas de la historia del cine, las adaptaciones del legendarium de Tolkien.


Tan solo la última película de la primera trilogía igualó la marca de películas históricas en la Academia de los premios Oscar, como Ben Hur y Titanic; y aunque la segunda trilogía que llevó a la pantalla la historia de Bilbo Bolsón y su aventura con los enanos de Erebor para recuperar su hogar no fue recibida con el mismo amor por todos los fans, aun siendo dirigida también por Peter Jackson, no percibo la misma cantidad de duda e insatisfacción que hay con esta nueva serie.


Tan solo lean lo que Sophia Nomvete, actriz que le da vida a la enana Disa de Khazad-dûm declaró en una Comic-con:


“La primera mujer enana que vamos a ver en pantalla, la primera mujer enana

que vamos a ver en las obras de Tolkien, y tengo el honor de ser anfitriona,

en este momento revolucionario”


Para empezar, Disa no es la primera enana puesta en pantalla, si que es la primer mujer enana que tiene relevancia en una historia, pero no es la primera en pantalla; tampoco es la primer mujer enana en las obras de Tolkien, puesto que la primera enana de la que encontramos mención en sus obras es la enana “Dis”, madre de Fili y Kili y hermana de Thorin, escudo de roble. Esto no solo representa la profunda y abismal ignorancia de miembros del elenco para con la obra de John, sino que demuestra la flojera de leer los libros en los cuales la serie en la que actúan, supuestamente, está ambientada. Miembros del elenco y gente detrás de la producción de la serie han dicho que la serie debe reflejar realidad políticas actuales, cosa que Tolkien, sin temor a equivocarme, odiaría.


J.R.R Tolkien odiaba las alegorías, nunca quiso que su obra las tuviera y eso lo dejó bien claro en el prefacio de de la segunda edición de El Señor de los Anillos:


“Creo que mucho confunden aplicabilidad con alegría,

pero una reside en la libertad del lector,

y la otra en la dominación intencional del autor”


Los mensajes que podamos sacar de las obras de Tolkien, así como los valores y mensajes transmitidos son meras apreciaciones personales, son atemporales, podemos relacionarlas con situaciones reales pasadas, presentes y futuras, pero la intención, nunca fue plasmar realidades políticas en su obra. El caso de Ismael Crruz Córdova es otro ejemplo de la forzada inclusión. Este actor le da vida al elfo Arondir, elfo que ha sido criticado por su tono de piel. Este solo es uno de los problemas, pues Ismael declaró que de niño era molestado por sus amigos porque no podía ser un elfo, ya que no había elfos negros. En pocas palabras esta serie cumple su capricho. El mismo caso de la actriz que interpreta a Galadriel, Morfydd Clark, quien dijo que no había leído los libros pero esperaba que más mujeres aparecieran en la obra. Si esto no ejemplifica el poco interés que tienen en plasmar en pantalla las obras de Tolkien y la basta intención de meter perspectivas personales, ideológicas o políticas; no sé qué lo haga.


Si no pudiste ver los primeros capítulos y no quieres spoilers te sugiero que no sigas, porque a continuación te daré algunos detalles y errores que tiene esta serie, desde el trailer, hasta el segundo capítulo ya estrenado en la plataforma de Prime Video.


Galadriel es hermana de Finrod, este fallece al principio de la serie en una batalla armada, esto en los libros nunca pasa, pues Finrod Felagund fallece intentando ayudar a Beren; después de su muerte en la serie, Galadriel asume una suerte de encomienda, hereda la que supuestamente su hermano tenía, la de perseguir al mal, en este caso, a Sauron, villano que después de la derrota de Morgoth se vuelve bueno por un tiempo.


En los libros, Galadriel nunca ve el cuerpo de su hermano, puesto que se entera de su muerte después de que este fue enterrado. La primera escena de la serie está ambientada en Valinor, lo que sería el “paraíso” en el mundo de Tolkien, paraíso en el que todo era paz, pero en este caso, Galadriel de niña es molestada por sus amigos o compañeros elfos, cosa que no debería suceder en un lugar donde todo es amor, salud, paz y divinidad.


Galadriel no peleó en batallas y no tuvo tanto protagonismo como se le pretende dar, el empoderamiento ha llegado a la Tierra Media. Los Hobbits son otro caso enigmático, ellos no aparecen en el mundo hasta la Tercera Edad, y si fuese así, no tuvieron ningún rol durante la Segunda Edad; estos Hobbits que aparecen en la serie son de la raza de los Pelosos, una de las tres razas de los Hobbits, siendo estas: Los Pelosos, los Albos y los Fuertes. Y ustedes se preguntarán, ¿cuál es el problema?, bueno, el problema es que los Pelosos son descritos como una raza de piel más oscura que las otras dos, y en la serie, hay Hobbits blancos, morenos y negros de la misma raza.


Las enanas sí existían y eran muy parecidas a los enanos, tanto que los demás solo las distinguían porque ellas no iban a la guerra. Disa, esposa, de Durin IV, no es bien representada, pues aparte de ser de color, no tiene barba. Su marido tiene también un problema, el nombre de Durin era dado solo a los enanos que se creía eran la reencarnación de Durin, el cual, tenía que tener la misma apariencia que el original, descrito en los libros como castaño, o pelirrojo; y no deberían de haber dos Durins al mismo tiempo, pues al parecer, más adelante en la serie, veremos al padre de Durin IV, Durin III.


Elrond es otro personaje que ha sido criticado por su poco parecido con el Elrond de las películas del Señor de los Anillos, pero el pisoteo al canon aparece cuando nos muestran una amistad entre él y Durin IV, cosa que nunca se relata en los libros, aunque sí que hay una amistad en los libros entre un elfo y un enano, este es el caso de Celebrimbor y Narvi; amistad que en la serie, seguramente, nunca pase.


A pesar de que Galadriel es tía de Celebrimbor, este personaje se ve de mucha mayor de edad en la serie. Celebrimbor fue quien forjó los anillos de poder, pero nunca piden ayuda de los enanos como pretenden se haga en la serie. La ciudad cercana a Khazad-dûm, Eregion, no es fundada hasta que los enanos encuentran el Mithril, acá ambas coexisten aun antes de esto. Gil-Galad, rey de Lindon, envía a algunos elfos, entre ellos Galadriel a Valinor como una suerte de premio, pero Gil-Galad no tiene autoridad alguna para hacer esto, aparte de que había una prohibición expresa de los Valar hacia ciertos elfos de regresar a Valinor, es por eso que, si viste la primer película del Señor de los Anillos, La Comunidad del Anillos, Galadriel tiene que pasar una prueba con el Anillo Único y solo entonces, y después de eso, regresa a Valinor.


El artículo se hará demasiado extenso si continuamos con todos y cada uno de los errores que esta serie tiene, pero el mensaje, creo, ha quedado claro; Los Anillos de Poder, es una serie que mucho presupuesto tuvo, pero poca fidelidad a las obras de Tolkien tiene.

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