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Continúa la caída de Disney


La película de Disney “Un Mundo Extraño” ha sido vendida como el primer proyecto de la empresa del ratón en tener un personaje abiertamente LGBT+. Resulta gracioso que cada mes encontramos una nota parecida, es decir, cada cierto tiempo Disney presenta al “primer” personaje LGBT+; lo hicieron con Lightyear, Star Wars, Onward y otras entregas más que se intentaron posicionar como pioneras en el ámbito de la inclusión y la diversidad.

Pero ninguna logró los números esperados y Disney debe comenzar a preguntarse si vale la pena seguirle apostando a la paleta de colores que se vanagloria de ser la más tolerante del mundo.


Las cifras son alarmantes, las acciones de la empresa van en picada y las películas que estrenan ya no tienen los resultados que habrían esperado en los años previos a la pandemia. Para darnos una idea, en cinco días que lleva de estreno desde el 24 de noviembre, tan solo han podido recaudar alrededor de 24 millones de dólares habiendo invertido más de 180 millones; y todo esto sin contar la inflación. “Un mundo extraño” se ha tenido que conformar con las sobras que Black Panther -Wakanda Forever ha ido dejando desde su icónico estreno.


Todo esto resulta casi poético, hasta hace algunos años todo lo que tocaba Disney se convertía en oro puro, ahora parece ser todo lo contrario. Los suscriptores de su plataforma de streaming y los fanáticos del cine en general ya no esperan nada más que basura cuando conocen información de próximos proyectos de Disney. Ya comenzaron a rodar cabezas, Bob Chapek, ex CEO de Disney, fue el pez más gordo del que hemos oído caer en los últimos días, siendo reemplazado por Bob Iger. Disney vuelve a estar a cargo de un hombre de nombre “Bob” para cambiar la estrategia e intentar recuperar el terreno perdido. Al parecer Iger creería que los precios en los parques temáticos de la empresa llegaron al exceso y esto también podría haber afectado a los números de la empresa; sumado a una caída estrepitosa en el valor de sus acciones y la poca recaudación de sus última películas, podemos tener una idea de qué es lo que Disney debería hacer.


Es cierto que no podemos atribuirle a la bandera arcoiris todo el peso que representa en el fracaso de la empresa del ratón, pero definitivamente tiene mucho que ver. Las personas ya no están dispuestas a seguir viendo contenido progre en sus pantallas y esto se refleja en los números, no hay forma de negarlo. Las consecuencias de estos cambios serán la reestructuración y la reducción de costos; pero de poco servirá si no barren con la agenda woke y comienzan a entregar películas dignas de recordarse.


Abanderados por la “igualdad” y la “tolerancia”, y disfrazados de soldados contra la discriminación, los progres terminan siendo como aquello que dicen combatir; al final, los que discriminan de verdad son los que niegan nuestras diferencias y como Disney, se encaminan a la ruina.


Por Jean Carlo Portillo


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