Desde la primaria se nos ha dicho que los españoles fueron los verdaderos villanos que perpetraron la llamada Conquista de México, acontecida entre los años 1519-1521. Sin embargo, muchos historiadores y antropólogos, como Federico Navarrete o Juan Eslava Galán, han analizado este suceso histórico desde otra perspectiva más objetiva sin tener que describir una historia compuesta por héroes y villanos.
Esta idea de heroísmo y villanía que se relata en las aulas educativas de nuestros colegios públicos en nuestro país, tienen como fin relatar un patriótico discurso ideológico nacional -indigenista a cuyos fantásticos relatos se le denominan “historia de bronce”-. Bien lo mencionó el historiador mexicano Luis González y González:
“Recoge los acontecimientos que suelen celebrarse en las fiestas patrias, en el culto religioso, y en el seno de instituciones; se ocupa de hombres de estatura extraordinaria (Gobernantes, Santos, Sabios y Caudillos); presenta los hechos desligados de causas, como simples monumentos dignos de imitación. Durante muchos siglos la costumbre fue esta: aleccionar al hombre con historias. En las escuelas fue la fiel y segura acompañante del civismo. Se usó como una especie de predicación moral, y para promover el espíritu patriótico de los mexicanos. Guillermo Prieto asegura que sus Lecciones de historia patria fueron escritas para exaltar el sentimiento de amor por México. Recordar heroicidades pasadas servirían para fortalecer las defensas del cuerpo nacional.” González Luis «De la múltiple utilización de la Historia» 64-67.
La historia de bronce, como menciona Luis González, buscó fortalecer una identidad nacional; hoy día, muchos personajes históricos de México como Miguel Hidalgo o Emiliano Zapata, son vistos por la población mexicana como sus héroes nacionales, esto implementado por el sistema educativo de México.
La realidad es que muchos de estos actores históricos no fueron ni tan héroes ni sus antagonistas tan villanos. Hoy día seria pecado hablar mal de Benito Juárez, el indígena zapoteco que luchó por separar la iglesia del Estado; para un indigenista sería un símbolo, pero para Juárez el despojo de tierras a los indígenas fue necesario para implementar las leyes liberales en el país.
Actualmente estos mitos y leyendas en la historia de México siguen poniéndose en práctica. El actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para mantener una imagen moral recurre a la figura de su partido MORENA junto a la suya como los nuevos héroes nacionales y toda oposición o critica a sus acciones políticas son desde sus propias palabras mezquindades dichas por los que él y su bancada consideran como los nuevos villanos nacionales de la actualidad.
Nuevamente, el mito de heroísmo y villanía no solo tergiversa cualquier opinión objetiva o critica a las metodologías legislativas del ejecutivo, sino que hace creer a muchos mexicanos que, por ser la figura salvadora de México, símbolo que él mismo se construyó para su personaje político, no sólo no permite reconocer los errores del mandatario, sino que para sus seguidores no hay imperfección en él.
Nosotros los mexicanos siempre hemos tenido mucho potencial, sin embargo, esta se ha retrasado muchísimo por tres factores: primero, por el ineficiente sistema educativo, cuya renovación sería lo ideal; segunda, el Estado seguirá persistiendo por la historia de bronce y no por una historia más objetiva; tercera y última, la falta de opinión critica de varios mexicanos hace que los políticos corruptos sigan llegando al poder sin esperar una represalia de sus conciudadanos, a quienes prefieren seguir manteniendo en ignorancia que bien informados y preparados.
Por Andrei Rodríguez Godínez
@Andreirogomex